Después de años, deseando vivirlo. Este año, sí. Este año, sí, Rocío, te he podido acompañar, ha sido sólo un día, pero tan sólo un día me ha bastado para saber que no estaba equivocada, que todo lo que pensaba del Rocío era cierto.
Siempre he pensado, al contrario que mucha personas, que para ir al Rocío haciendo el camino, a uno le tiene que gustar, tener fe y devoción a la Virgen y por supuesto tener claro que es duro, muy duro.
Que uno no va por gusto y que por mucho que le guste la juerga, el cante y el vino si no tiene devoción y fe, no va a pasar calor, a respirar polvo, a andar, andar, andar......
Este año, si ha podido ser, lo he podido vivir y así corroborar lo que pensaba.
Son tantos detalles, que se te quedan en la retina para el resto de tu vida.
El sol, a veces de frente y otras de espalda, soportándolo tantas y tantas horas, sin apenas cobijo.
El polvo, ese polvo del camino que levantan al andar los bueyes con las carretas, a veces es tan intenso que cuesta trabajo hasta respirar.
El tamborilero tocando el tamboril y la flauta rociera, es un arte, escucharlo detrás del simpecao acompañado de las palmas de los peregrinos.
El rezar el ángelus a las doce del mediodía, ver a todos esos peregrinos, parados en medio del camino, mirando hacia el simpecao y rezando, es imposible no emocionarse.
Son tantos sentimientos encontrados, se canta una sevillana, se saltan las lagrimas, los bellos de punta,...., un viva, otro viva y otro viva.
Se vive una convivencia, sin conocerte de nada, lo comparten todo contigo, comida, bebida, vivencias, sentimientos, sin darte cuenta te ves hablando con una persona, a la que no conoces de nada y a la que le estas contando cosas que no contarías a cualquiera y a su vez ella te cuenta a ti otras. La sensación es de conocer a esa persona de toda la vida y sin embargo la conoces de horas, minutos o segundos. Y la razón sólo es una, ella.
No voy a negar que comimos y bebimos, pero ¿quién hace de 15 a 17 km sin beber y sin comer?, que cantamos, bailamos, reímos y que lo pasamos genial, pues también.
Y cruzamos el Río Quema, otra momento inolvidable. Nos descalzamos los botos, y cruzamos el río, el agua fría, a la altura de la rodilla, rezamos, cantamos, algunas hasta bailaron. Nos bautizaron, a las que era la primera vez. "Gitana Bella", ese es mi nombre rociero. Fue precioso y lo más sorprendente la de gente que había esperando para ver a la Hermandad de Coria cruzar el Quema.
Foto cruzando el río Quema, al fondo el Simpecao de Coria
Ya de noche, poquito a poco por los caminos, sin apenas luz, tan sólo la luz tenue que lleva el simpacao, llegamos a Villamanrique, el pueblo nos esperaba. Las calles llenas de gente, esperando la presentación de la Hermandad de Coria en Villamanrique. Maravillosa la presentación, muy emotiva.
Y después de todo un día de nuevas vivencias, imposibles de olvidar, nuestros caminos, Rocío, se separaron. Nosotras volvimos a Sevilla y tú y la hermandad pernoctasteis a las afueras de Villamanrique, para descansar y poder seguir vuestro camino al día siguiente.
Y Como dice la copla,
" Hay quien dice del Rocío, que es mentira y vanidad, que es todo juerga y tambor, vino, cante y polvorío y que no tiene fervor.
Y yo les digo que vaya, para saber la verdad. Que vea la entrada de los Romeros, copla en los labios, sangre en los pies, que vea los bueyes que se arrodillan, vea el rosario del peregrino, el pueblo rezar con fe y entre las llamas de tantos cirios que vea la Virgen y hable después, que hable después."
Ya deseando que llegue el año que viene, para volver a repetir.
Y ya nada más que decir que "Viva la Virgen del Rocío, Viva la Blanca Paloma, Viva el Pastorcillo Divino", Viva, Viva, Viva.........
De izquierda a derecha, Maria José, Lale, Maite, Alejandra, Yolanda, Mercerdes, Eva, julia, Anabel, Bea, Ángela y Trini.
Un beso muy fuerte a todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario